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Lobo

Últimamente ha vuelto a la luz la polémica que algunos lobbies, como el de la ganadería y el de la caza, ponen sobre la mesa respecto al lobo. En el ambiente hay muchos reproches y muchas ideas falsas, al fin y al cabo mucho desconocimiento sobre el tema. Desgraciadamente algunos serían felices si se exterminara su especie, aunque creo que esa forma de pensar no está muy extendida.

En respuesta a esta polémica se han hecho estudios científicos que desaconsejan la caza del lobo, ya no sólo por la especie, si no por sus resultados a la hora de evaluar su efecto sobre los rebaños.

La protección a los rebaños es mucho más efectiva que el exterminio del lobo

La matanza de lobos, linces y osos conduce a más daños en los animales de granja que otro tipo de medidas más suaves que no dañen a los lobos, como lo pueda ser la protección de los rebaños. Con las medidas que no matan se disminuyen hasta un ochenta por ciento los ataques al ganado, según un estudio actual de la revista científica Frontiers in Ecology and the Environment.

Desgraciadamente muchas instituciones, cazadores y granjeros en todo el mundo ven la matanza de los denominados depredadores como la solución más sencilla para la protección de los animales de granja, sin embargo no hay nada más equivocado que eso, pues con esa estrategia lo que están consiguiendo es aumentar los problemas en ese sentido. Así lo demuestra un nuevo estudio basado en una recopilación de datos internacionales y de grandes dimensiones.

Los datos confirman que después de de la matanza de lobos, linces y osos los daños en el ganado provocados por animales salvajes aumentan en un 43%

Científicos de la universidad de Wisconsin llegaron a la conclusión de que métodos -la caza, las trampas o el veneno- que acaban con la vida de los depredadores no son una solución para los problemas de los granjeros. Cuando se acaba con los animales salvajes la situación más bien se agudiza. Solo en el 29% de los casos investigados se pudo conseguir un pequeño retroceso en los ataques a los animales de granja, y eso solo a corto plazo. En el 43% de los casos, por el contrario, se constató un aumento de los ataques a animales domésticos en relación al periodo anterior a la matanza.

En el caso de los métodos que ni matan ni dañan al animal, como el uso de perros pastores, o el amendrantamiento por medio señales visuales, los ataques al ganado disminuyeron un 80%. Por eso los investigadores aconsejan prescindir de matar a los depredadores como lobos, linces y osos para conseguir una disminución de los daños en el ganado. Los argumentos para los ganaderos y los cazadores pierden con ello toda su fuerza.

Robert B. Wielgus de la Washington State University  explica las razones en el comportamiento de la manada. La caza del lobo significa en muchos casos y entre otras cosas  acabar con  los individuos alfa. Los machos alfa, por ejemplo, son los que impiden que haya demasiadas crías frenando la reproducción, además de que son los más maduros y los que transmiten conocimientos al resto de la manada. Sin los individuos alfa la manada carece de estructura y no tiene las suficientes habilidades para conseguir cazar piezas -animales- salvajes. Por ello, por ser más jóvenes y menos experimentados, se decantan por cazar las piezas -animales- fáciles. Este comportamiento se ha podido observar también en otras especies.

Ni blanco ni negro, ¿qué quieren los cazadores?

Los cazadores justifican la caza por la falta de depredadores como linces, osos pardos o lobos, aduciendo que hay que cubrir su falta. Pero allí donde hay lobos y linces en libertad, los cazadores se quejan, pues el número de piezas de caza disminuye y ellos tienen menos a quién disparar. Ni ellos mismos son capaces de justificar su, desde todo punto de vista, injustificable actividad.

Un ejemplo parecido es el de los linces, víctimas constantes de los cazadores furtivos. En el parque nacional de Kalkalpen ya han desaparecido prácticamente todos los linces macho, por lo que el proyecto de reintroducción del lince en esa región está en peligro. Algunos cazadores incluso fueron descubiertos. Los indicios del entorno de esos cazadores indican que no fueron los únicos.

Pero además, los ganaderos les hacen el juego a los cazadores (si no son ellos mismos), es el peligro que conlleva recibir lucrativas y tentadoras subvenciones por los (¿supuestos?) daños provocados por el lobo.

Sólo me queda pedir que luchemos y pidamos a los legisladores que no miren hacia otro lado. Con frecuencia los gobernantes o los que están sentados en las consejerías no tienen ningún conocimiento sobre el tema y reaccionan por impresiones incorrectas. Que sepan que no es cierto que haya que dañar al lobo para salvar a nadie.

Creo que muchos de nosotros no queremos ni podemos imaginarnos un mundo sin lobos, un mundo sin linces ni osos. No queremos imaginarnos un mundo sin una parte de nosotros mismos.

Fuentes:Adrian Treves et al: Predator control should not be a shot in the dark. In: Frontier in Ecology and the Environment. Volume 14, Issue 7, Pages 380-388 http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/fee.1312/abstract

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