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Los Derechos de los Animales

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“El movimiento para los derechos de los animales es la continuación más consecuente y más necesaria del movimiento para los derechos humanos” Helmut F. Kaplan.

Helmut F. Kaplan es filósofo y autor entre otros del libro “Tierrechte” (Los Derechos de los Animales). Nació en Salzburgo y su trabajo ha dado cobertura importante a la introducción de la nueva ética animal, a la filosofía de los derechos de los animales. “El especismo es tan erróneo como el racismo o el sexismo”.

En su libro podemos leer:

El movimiento para los derechos de los animales se entiende como la continuación de otros movimientos liberadores, como el de la liberación de los esclavos o el movimiento para los derechos de las mujeres: “Así como hemos reconocido que el color de la piel no tiene ninguna importancia para otorgar derechos básicos y que ser de un sexo o de otros tampoco tiene ninguna importancia, cada vez más personas reconocen que pertenecer a una especie tampoco tiene importancia al respecto: ¿Por qué se ha de poder abusar de alguien porque pertenezca a otra especie?”

Cuando hablamos de los derechos de los animales, como a los derechos humanos, nos referimos al derecho a un trato determinado que se orienta a las necesidades y los intereses del individuo en cuestión. Pues lo que para uno es muy importante, para otro no significa nada. ” El sentido de los derechos es el mismo: asegurar  tanto como sea posible a los que tienen los derechos una vida adecuada, es decir una vida que corresponda a sus intereses y necesidadades”.

Los protectores de los animales tradicionales exigen una “reforma” o una “humanización” de la explotación de los animales: Tienen que tener más sitio, a ser posible ser tratados como corresponde a su especie, y el asesinato tiene que ser lo menos doloroso y estresante posible.

El movimiento por los derechos de los animales exige por el contrario el fin de la explotación: “una ‘humanización’ de la matanza es, si se analiza con un poco de detenimiento, un absurdo semejante como lo sería la ‘humanización’ de la esclavitud o de las torturas, o la permisión de las ‘violaciones amables’. Los crímenes no pueden ser ‘humanizados’, hay que prohibirlos”.

Pero a pesar de que los derechos de los animales son el centro de muchas clases de filosofía, conferencias y seminarios en universidades de todo el mundo, la práctica es muy diferente: Nunca fue la explotación de los animales en la ganadería intensiva industrial tan dramática como lo es hoy en día, tanto por la calidad como por la cantidad. El número anual de animales ‘criados’ y asesinados es inimaginable, y también el sufrimiento individual de cada animal no podemos (ni queremos) imaginárnoslo.

Ante este escenario Helmut F. Kaplan no intenta sacar nuevas teorías en la filosofía del movimiento por los derechos de los animales, si no más bien llamar la atención sobre lo evidente ‘el parecido, la unidad y la comunicación entre humanos y animales’.

Konrad Lorenz, zoólogo y premio nobel de medicina, lo formuló de la siguiente manera:” Una persona que  conoce bien un mamífero evolucionado como lo pueda ser un perro o un primate y que no esté convencido de que ese ser experimenta cosas parecidas a él mismo, es psíquicamente anormal y debería estar en una clínica psiquiátrica, dado que la debilidad de la videncia del tú le convierte en un monstruo peligroso”.

“Los dolores son las experiencias conscientes que es obvio que también tienen los animales”, “Los animales no sólo sienten dolor físico, sino también sufrimiento anímico y síquico: miedo, tristeza, desesperación, dolor por separación, preocupación, …”. El mismo dolor es igual de malo para blancos, negros, hombres, mujeres, niños  o animales.

“Nadie sensato afirma que los animales y las personas fueran iguales en un sentido concreto. Los humanos y los animales, así como los humanos entre sí, tienen intereses diferentes. Por eso sería un error tratar a las personas y a los animales igual, pues intereses diferentes exigen un trato diferente. Por eso los gatos y los perros no necesitan libertad de religión, a diferencia de las personas, tampoco necesitan derecho al voto, porque no les sirve para nada. Los hombres, por ejemplo, a diferencia de las mujeres, no necesitan vacaciones de maternidad por embarazo, porque no se pueden quedar embarazados.

“Lo que exige el principio de igualdad es “Los animales tienen el derecho de que sus intereses sean tenidos en cuenta como son tenidos en cuenta los intereses humanos comparables”.

En el ejemplo “comer carne” se puede reconocer que los intereses de los animales (no estar encerrados, no tener pánico, no sufrir dolores tremendos, etc) no son tenidos en absoluto en cuenta, como lo serían los intereses humanos comparables.

“El sufrimiento es el perjuicio. La capacidad de sufrimiento es la cualidad moralmente relevante y la disminución del sufrimiento la exigencia de la moral”, afirma el filósofo por los derechos de los animales. O sea, no necesitamos una nueva moral. Ha llegado el momento de extender la esfera moral para que capte también a los animales.

 

Fuente: Helmut F. Kaplan: Tierrechte. Wider Spezismus (Derechos de los animales. Contra el especismo), 288 pág. Paperback

 

 

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Foto: tilialucida / stock.adobe.com

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